Descripción
La Historia, manipulada de un lado, liberada de otro, se ha visto zarandeada al borde de un abismo de descrédito. Y el historiador, culpable y coautor, se enfrenta al siglo XXI soportando todos los post. El historiador, asalariado del asunto público. Recluido en una isla revisada, intervenida y desideologizada donde se exhibe como un neutral falso cualquiera. Negándose a sí mismo cualquier papel social que no sea quitar el polvo de los archivos y sacar brillo científico de la res gestae. Académica, respetada, temida por algunos y solemnemente ignorada, por la mayoría.
Los hechos pasados son inamovibles. Los presentes y futuros, no. La Historia necesaria y los historiadores autores no pueden conformarse con saber que algo ha pasado. O está pasando. Sino que, además, deben saber qué y cómo es, ese «algo». Y, sobre todo, por qué es de una manera y no de otra. De dónde viene. A dónde va. Y cómo se modifica y controla su dirección.
El conocimiento de la verdad, en una situación social dada, precede a la toma de conciencia. Y da paso a la movilización. Es el caso de los pueblos y clases sociales que buscan una justificación histórica para consolidar sus reivindicaciones.
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